En 2016 la UNESCO incluyó las fallas en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural inmaterial de la humanidad.
Porque el patrimonio cultural no son sólo aquellos monumentos que se pueden tocar, las tradiciones o expresiones, esos elementos inmateriales que forman parte de nuestra cultura, también deben ser protegidos frente a la globalización, y eso es lo que pretende este programa de la UNESCO: visibilizarlos y concienciar de su importancia.
¿Y por qué Las Fallas han conseguido formar parte de esta lista? Porque según el informe que emitió la UNESCO, cumplen con los siguientes requisitos:
Sabéis porque Las Fallas han conseguido formar parte de esta lista, estos fueron los requisitos:
Es compatible con los derechos humanos: Pertenecer a una Comisión Fallera es algo abierto a cualquier grupo social, de cualquier edad y profesión.
La transmisión del significado cultural de las Fallas se realiza entre familias, amigos, artistas y artesanos, fomentando la cohesión social. Además, las Fallas cuentan con una participación y representación de las mujeres cada vez mayor.
Ponen en valor el patrimonio de otros festivales de fuego tanto nacionales como internacionales en las regiones del Mediterráneo, así como sobre las comunidades que los realizan.
Además, la creatividad de sus artes permite la continuidad de los oficios artesanos implicados.
Por otro lado, su uso de la sátira es una importante fuente de inspiración en el mundo contemporáneo.
La transmisión intergeneracional está asegurada gracias al trabajo de las Comisiones Falleras y a la participación de las administraciones.
Su candidatura fue apoyada por las diferentes partes implicadas: la comunidad local; los gobiernos local, regional y autonómico; y las universidades.
Ya fueron incluidas en 2012 por el gobierno autonómico en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano y más tarde en el Registro de Bienes de Interés Cultural del Ministerio de Cultura del gobierno de España.
Nosotros ya lo sabemos nuestras fallas aúnan la artesanía tradicional, con la sátira contemporánea para levantar los ninots, que paraliza a toda una ciudad además de atraer a millones de turistas, y que, entre iluminación, castillos de fuegos artificiales y protagonistas efímeros conquista a todas las generaciones de valencianos, no podían ser conocidas y reconocidas sólo en Valencia, sino en todo el planeta.
